Los niños, niñas y adolescentes tienen las mismas probabilidades de contagiarse de covid-19 que las personas adultas y, aunque las posibilidades de complicaciones graves son muy bajas, dependiendo de cada caso, se registran cifras de hospitalizaciones y muertes entre la población menor de 18 años.
Cuando se declaró pandemia, las mayores recomendaciones de protección estaban dirigidas a personas adultas mayores y personas con padecimientos crónicos, pues el riesgo de complicaciones y muerte era mayor en esos grupos de población. Incluso se recomendó que las mascarillas fueran utilizadas por personas mayores de 7 años. A medida que ha evolucionado la enfermedad, los estudios que se han realizado y las variantes que han surgido, las directrices de salud se han ampliado a otros grupos de población.
En Estados Unidos, por ejemplo, datos oficiales muestran que se han registrado casi 2 millones de casos de covid en personas menores de 18 años desde que inició la pandemia. “El covid-19 puede hacer que los niños se enfermen gravemente y provocar su hospitalización. En algunas situaciones, las complicaciones a causa de la infección pueden provocar la muerte”, señalan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó en un informe de septiembre del año pasado que, en general, los niños infectados por el SARS-CoV-2 suelen presentar síntomas más leves de la enfermedad por coronavirus, aunque deben investigarse más a fondo las nuevas variantes. Sin embargo, son susceptibles a la infección y pueden transmitir el virus a otras personas.
“Generalmente las infecciones por el SARS-CoV-2 en niños y adolescentes causan enfermedad menos grave y menos muertes en comparación con los adultos. Un cuadro clínico más leve es una buena noticia, pero preocupa la posibilidad de que la levedad de los síntomas haya contribuido a realizar menos pruebas diagnósticas y, por lo tanto, a detectar menos casos de COVID-19 en estos grupos de edad”, dijo la OMS.
A partir de septiembre de 2021, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) reportó aumentos en los contagios en poblaciones menores en el continente. “A medida que más adultos reciben sus vacunas contra la covid-19, los niños -que aún no pueden ser vacunados en la mayoría de los países- están representando un mayor porcentaje de hospitalizaciones e incluso de muertes”, indicó la doctora Carissa F. Etienne, directora de la OPS.
En Nicaragua, el Observatorio Ciudadano Covid-19 reportó en mayo pasado casos sospechosos de coronavirus en población infantil del país. Desde entonces el organismo continuó informando sobre casos en estas poblaciones. A nivel oficial, las autoridades del Ministerio de Salud (Minsa) han mantenido una política de secretismo ocultando los datos reales generales y específicos de los grupos de edad afectados por el virus.
Dentro de las complicaciones que pueden sufrir los niños, niñas y adolescentes tras desarrollar covid está el síndrome inflamatorio multisistémico, que es es una afección en la que diferentes partes del cuerpo pueden inflamarse, como el corazón, los pulmones, los riñones, el cerebro, la piel, los ojos, entre otros. Según la OMS, este síndrome puede complicar la recuperación en este grupo de personas.
Los síntomas de este síndrome, sumado a la fiebre, pueden ser: dolor estomacal, ojos inyectados de sangre, diarrea, mareos o sensación de desmayo (signos de presión arterial baja), sarpullido y vómitos, de acuerdo con los CDC.
Ante el riesgo que representa el coronavirus para la población menor de edad, la OMS aprobó –a finales de enero de este año– el uso de la vacuna de la farmacéutica Pfizer para personas de entre 5 y 11 años. A partir de los 5 también es la recomendación en los Estados Unidos.
Hasta ahora, la OMS no ha certificado vacunas que puedan ser utilizadas en menores de 5 años, sin embargo, varios países ya están aplicando otras vacunas a partir de los 2 años.
El Minsa de Nicaragua inició a vacunar a personas a partir de los 2 años en octubre de 2021 con las vacunas Soberana y Abdalá, producidas en Cuba y que aún no cuentan con la aprobación de la OMS.
Este explicador se realizó en colaboración con el Observatorio Ciudadano Covid-19
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