Todo lo que se sabe sobre Corbevax, la vacuna sin patentes contra el covid-19

En la carrera por encontrar una solución que disminuyera los contagios y las muertes por covid-19, las grandes farmacéuticas de los países ricos tomaron delantera al registrar y producir masivamente vacunas contra la enfermedad. A raíz de ello, los países con más recursos económicos acapararon millones de dosis y dejaron a los países pobres en la cola para la inmunización. Ante ello, un grupo de científicos, liderado por la hondureña María Elena Bottazzi, crearon una vacuna que no está patentada, es decir que cualquier país o laboratorio pueden fabricarla sin solicitar permiso.

La vacuna, llamada Corbevax aún no cuenta con la aprobación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), sin embargo India aprobó su uso de emergencia en diciembre de 2021. El laboratorio Biological E., de India, fue el encargado de hacer los estudios necesarios referentes a la seguridad y la eficacia de la vacuna y según sus resultados, la vacuna tiene una eficacia del 90 % para prevenir el covid-19 en su primera versión;, y del 80% para la variante delta. Aún están realizando estudios para saber la respuesta que genera ante ómicron.

Bottazzi, quien desarrolló la vacuna junto al doctor Peter Hotez, y quien es además la codirectora del Centro para el Desarrollo de Vacunas del Hospital Infantil de Texas, en Houston, Estados Unidos, aseguró al programa Esta Semana que: “No nos interesa producirla únicamente en países de altos ingresos, queremos que los países de mediano y bajo ingreso la logren producir por ellos mismos, y al mismo tiempo, reforzar esa capacidad local, y eventualmente, que también se aprenda nuevas tecnologías y entrenar los nuevos científicos”. Por ello, el gobierno de la India encargó al laboratorio Biological E. producir 300 millones de estas vacunas.

¿Cómo funciona la vacuna?

Corbevax está basada en una tecnología tradicional, llamada proteína recombinante y no ARN mensajero como las que producen Pfizer y Moderna, o adenovirus como Sputnik, J&J o AstraZeneca. Lo que hace es usar las proteínas suficientes de un virus para despertar la respuesta inmune en el cuerpo.

La tecnología que se usó no es nueva, ya ha probado ser efectiva en vacunas como la de la hepatitis B. Bottazzi y Hotez llevan años trabajando en una vacuna contra otros coronavirus y, al surgir el SARS-CoV-2 (que causa el covid-19), aprovecharon los avances que llevaban y lograron producir la Corbevax.

Cuando el covid se convirtió en pandemia, los investigadores estaban listos para desarrollar las pruebas necesarias para perfeccionar su vacuna, “pero no hubo ningún interés” por parte de las agencias estatales de Estados Unidos, dijo Bottazzi a la BBC. “Estaban enfocados en que tenía que ser una vacuna de ARNm”, aseguró.

Esta vacuna intramuscular, indicada para personas mayores de 18 años, se aplica en dos dosis con un lapso de al menos cuatro semanas de diferencia, según Biological E. Aún se desconoce por cuánto tiempo dura la inmunidad de este suero. Dentro de los efectos más comunes reportados tras la aplicación de la vacuna, están: fiebre, dolor de cabeza, fatiga, dolor corporal, náuseas, dolor en la zona de la inyección, entre otros. Estos efectos son similares a los que producen otras vacunas anticovid.

¿Qué significa que no está patentada?

Lo que más diferencia a Corbevax de las otras vacunas contra el covid es que sus desarrolladores decidieron no patentarla, es decir que cualquier otra país u organismo puede fabricarla. Para la microbióloga Elena Bottazzi, esto ayudará a disminuir la brecha de acceso a los inmunizantes. Y es que la ventaja que da la tecnología que se usó para fabricar esta vacuna es que es más barata: alrededor de dos dólares por dosis.

Precisamente el tema de las patentes de las vacunas ha estado en discusión desde que estas empezaron a producirse. Mientras las farmacéuticas protegen la propiedad intelectual de los medicamentos, grupos de personal médico y científico, incluso presidentes de varios países, pidieron a la Organización Mundial del Comercio (OMC) que anulara temporalmente las reglas de propiedad intelectual de los medicamentos y vacunas desarrolladas contra la covid para que los países con menos recursos tuvieran un acceso equitativo. Hasta ahora no se ha hecho.

De llegarse a aprobar por la OMS para distribuirse por medio del mecanismo Covax —la plataforma creada para garantizar precisamente el acceso equitativo de las vacunas a los países con menos recursos—  o a producirse por otros países, Corbevax representaría la oportunidad para cerrar la brecha de inequidad en el acceso a los inmunizantes.